Seamos cautos y no corramos riesgos, aparte de que la integridad moral y ética de la persona que escribe debe estar por encima de lo cómodo. Si queremos ser originales, diferentes, únicos en nuestras ideas y modos de expresión, el plagio no es el camino para conseguirlo.
El estudiante descubierto en pleno robo puede suspender el curso. El universitario, en una universidad de verdad, puede perder la plaza. El estudioso docente arriesga desprestigiarse y también su credibilidad profesional. El ejecutivo perderá su empleo, y todos pueden acabar en un juzgado. No vale la pena.
Algunos tratan de exculparse del plagio aduciendo que lo que han hecho es "intertextualidad", (palabra no reseñada en el DRAE), que resulta ser una manera de justificar el plagio, el robo, empleando un eufemismo.
ESCRIBIR BIEN PARA TORPES, de Anaya Multimedia, con prólogo del nuevo Príncipe de Asturias de las Letras Antonio Muñoz Molina y con ilustraciones de Forges, da más consejos que pueden resultar interesantes. Es de fácil comprensión.
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