lunes, 23 de junio de 2014

SOBRE EL SEXO Y LAS PALABRAS



El idioma no se rige por lógica alguna y va a su aire.
No hay relación entre sexo biológico y gramatical. Y por eso los sustantivos han estado cambiando de sexo durante siglos. Muchos tienen hormonas masculinas y femeninas, y aparecen como perteneciendo al sexo masculino como al femenino.
Algunas palabras son neutras y algunas ambiguas.

El idioma castellano tiene los siguientes géneros: masculino, femenino, neutro, común, epiceno y ambiguo.

Masculino: el libro, el ambiente, el queso, la cabeza (Cat. el cap).

Femenino: la lupa, la casa, la faena, la nariz, la cama (Cat. el nas, el llit.). [el agua, el hambre, el hacha, el alma, el área, el águila.]

Neutro: lo profundo, lo bueno, lo neutro, lo malo, lo feo.

Común: El testigo, la testigo / El taxista, la taxista / el espía, la espía / el violinista, la violinista, el bebé, la bebé, el miembro, la miembro.

Epiceno: el ratón, la liebre, la hormiga, la rana, el sapo.

Ambigüo: El calor, la calor / El puente, la puente / El mar, la mar / El cisma, la cisma / el azúcar / la azúcar.

MASCULINO (y femenino):
El hombre ha nacido para morir.

PLURALES:
Los niños (niños y niñas) son un fastidio.

Otras igual sirven para un roto como para un descosido:

Topónimos: Se oye en los medios: Ha visitado India”, por “Ha visitado la India.”
La India
El Canadá
El Perú
El Salvador
El Cairo
La Habana

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