martes, 14 de enero de 2014

EL RITUAL DE LA ESCRITURA

Escribir es un ritual que requiere silencio y concentración, los dos ingredientes esenciales que convocan a las musas para que nos inspiren.

El escritor, al ejercer su oficio, lo hace con una acción táctil y visual que puede ser pulsar las teclas de un ordenador o sostener una pluma entre los dedos. Conforme se desliza el cursor en la pantalla o el plumín sobre el papel, el escritor ve cómo se forman materialmente los pensamientos que se agolpan en su mente. Ese acto físico permite dar entidad propia a las ideas que otros podrán recrear con la lectura, con la visualización de los signos escritos.

Si escribimos a mano nos convertimos en amanuenses, pendolistas, calígrafos y desgranamos con lentitud palabras, frases, párrafos, con nuestra personal, única y propia escritura. La lentitud de la caligrafía nos permite poner orden en los pensamientos conforme vamos formando los trazos de las letras que a su vez forman las palabras.

Tenemos ahora tres elementos de valor: el silencio, la concentración y la lentitud.

Aconsejo que no desdeñemos la caligrafía lenta en nuestros escritos y la combinemos con los procesadores de texto, que tan útiles son.

ESCRIBIR BIEN PARA TORPES es un libro sencillo y de fácil comprensión. (Anaya, 2013.) Prólogo de Antonio Muñoz Molina, Premio Príncipe de Asturias 2013.

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